Utambi Shinbun

Artículo de opinión
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Archivo General de Utambi

Los calamares a la romana conquistan paladares

Los calamares a la romana son un clásico mediterráneo indiscutible. España e Italia los han convertido en un auténtico icono gastronómico, aunque su esencia es simple: anillas de calamar rebozadas en huevo y harina, fritas hasta lograr un dorado perfecto y textura crujiente.

Servidos con rodajas de limón, acompañados por salsa tártara o alioli, este plato encierra siglos de tradición culinaria y el sabor fresco del mar.


Aunque su nombre evoca la antigua Roma, no existe evidencia histórica que respalde esa relación. La expresión "a la romana" remite más bien a un estilo de fritura que se extendió en el Mediterráneo. Hay algunas versiones que vinculan el término con los misioneros jesuitas, expertos en técnicas de rebozado que dejaron huella en distintas culturas.

Durante el siglo XIX, las poblaciones pesqueras de la costa mediterránea adoptaron los calamares a la romana como una preparación cotidiana. El mar ofrecía abundancia y la fritura resultaba práctica: nutritiva, sabrosa y de rápida elaboración. Desde allí, la receta se extendió a tabernas, bares y restaurantes, hasta convertirse en parte inseparable de la identidad culinaria de la región.

El arte de freír calamares empieza con el aceite

El aceite es tan protagonista como el calamar. La fritura exige temperaturas altas, y en ese terreno el aceite de oliva virgen extra se impone como la opción preferida por muchos cocineros. Su resistencia al calor lo convierte en un aliado seguro, aunque su sabor intenso puede modificar el perfil final del plato. Por ello, algunos optan por aceites más neutros, como el de girasol, que permiten que el calamar conserve su frescura sin matices dominantes.

Un buen aceite asegura una fritura más saludable, evitando la formación de compuestos indeseables producto de la degradación. La temperatura debe mantenerse estable, en torno a los 180 grados, para lograr que el rebozado quede seco y crujiente, sin absorber grasa en exceso. La calidad de la fritura no depende únicamente del producto, sino también del control del calor y del tiempo en el que las anillas permanecen sumergidas.

¿Es posible rebozar calamares como en los bares?

Recrear en casa la textura ligera de los calamares servidos en los bares requiere precisión. El secreto se encuentra en la masa: una mezcla aireada que, con frecuencia, incluye cerveza fría o agua con gas. Las burbujas atrapadas en el rebozado aportan ligereza y un crujido característico que transforma cada bocado.

El proceso comienza con el secado minucioso de las anillas, pues la humedad impide que la mezcla se adhiera con firmeza. Algunos cocineros recomiendan añadir maicena a la harina para obtener mayor suavidad. Una vez listo el rebozado, la fritura debe realizarse en pequeñas tandas, con el aceite bien caliente, para que no pierda temperatura. Así se garantiza un resultado uniforme: exterior dorado y crocante, interior tierno y jugoso.

El canal "Anna recetasfaciles" (@Annarecetasfaciles) enseña a rebozar calamares como en los bares (clic aquí) en un video de 40 minutos de duración. Por otra parte, el programa "Cómetelo, de Canal Sur", también ha realizado una interesante versión intermedia de este plato, que adjunto a continuación.

Los calamares a la romana veganos no son un mito

En un mundo donde las alternativas vegetales ganan espacio, los calamares a la romana también han encontrado su versión vegana. El secreto está en la textura: las setas ofrecen una consistencia sorprendentemente similar, mientras que las algas, como el nori o el wakame, aportan ese inconfundible matiz marino.

Para sustituir al huevo, la harina de garbanzo mezclada con agua actúa como un aglutinante eficaz y confiere al rebozado una densidad parecida. El resultado es un plato que conserva la esencia del original, con un perfil crujiente y sabroso, pero sin recurrir a ingredientes de origen animal.

Esta versión alternativa demuestra que la tradición no está reñida con la innovación. Los comensales veganos pueden disfrutar de la experiencia sin renunciar a la textura ni al sabor.

Opinión del columnista

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El encanto de los calamares a la romana está en su equilibrio: rebozado crujiente y suave interior. Cada bocado evoca mesas compartidas y charlas que se extienden junto al mar. Un sabor que abraza recuerdos.